Lo que queda por fuera de mi boca,
lo escribo.
Aunque sé que no reparo el mundo,
y la muerte siga siendo definitiva
como siempre.
Como soldaditos alineados,
avanzo.
Como huellas, jeroglíficos, signos
arrojando su textura en el blanco.
Las letras se agigantan de a ratos,
(pequeña yo) me acunan.
Despierto y allí permanecen,
tal vez algo de lo perecedero
parece derrotado.
Por el beso que di,
para impulsar ese encuentro
que exceda la palabra,
escribo..
por eso,
ResponderEliminarninguna palabra
nunca
fue en vano.
Mi beso.
Suyo.