14 de marzo de 2011

Osadía


Se desperdicia el ángel de tu nombre  
si  intentas sofocar  a  vuelo rasante  
tu luminosa aura.
¿Como no expandir
la intemporalidad del fuego?
si esta allí,
a tu alcance.

Valiente Prometeo,
a tu paso  enciendes
la espuma y la arena.
Es tu imperio el que se divisa de lejos..
En él eriges una historia
que no se priva de alturas.

Respira,
ya nada se apaga..
El águila  podrá devorar tu carne eternamente,
más nunca  tu feroz  osadía.


3 comentarios:

  1. Acabo de leerte en loscuentos.net y no pude menos que venirme para acá.... excelente blog.... te felicito... gracias a ti tendré un domingo de buenas lecturas.... sigo siguiendote...
    Seroma

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  2. POEMA PARA EL MIERCOLES ESCRITO UN JUEVES
    Perdona el retraso.
    Podría decir que fue el cansancio,
    el tráfico implacable de esta ciudad herida,
    la prisa sin alma,
    trenes descarrilándose,
    tuberías que estallan empapando la cocina.
    Podría decir,
    que me raptaron los espectros,
    que tuve una reunión repleta de cifras y calendarios,
    que la fiebre me atrapó rehén de las almohadas,
    que todo fueron maldiciones y suspiros.
    Perdona mi ausencia,
    pero lo cierto,
    siendo miércoles y casi primavera,
    es que me quedé siguiendo el vuelo de una libélula entre los juncos,
    brindando con viejos amigos
    con los que recordé qué era vivir,
    que durante un instante amaneció en el sofá del salón,
    -ya eran las siete de la tarde-
    y la espuma de otras playas llegó hasta la alfombra
    y, como te dolía la cabeza,
    te busqué un ibuprofeno,
    y las alas de un colibrí para tu espalda,
    mis manos abrazando tu raíz
    y tú descalza llorando jazmines y escarcha.
    Perdona que faltara a la cita,
    pero tuve que abrir
    todos los tarros de cristal
    para liberar a las luciérnagas,
    tuve también que abrirte la puerta,
    porque bajabas por la escalera
    cargada de maletas y soledades
    Discúlpame,
    pero lo cierto,
    es que estuve cantando,
    grabando una nueva melodía
    en el leve surco de nuestras vidas,
    que giraban lentas
    como el disco en el que suenan
    los árboles combados por el viento,
    la vieja cafetera y los arroyos.
    Perdóname,
    podría decir:
    “este invierno viste mi sombra
    y apenas tengo tiempo para despedirme”.
    Pero lo cierto
    es que este día
    largo e intenso,
    trabajé,
    reí con amigos,
    amé
    con toda la fuerza
    de mi naturaleza apasionada,
    y aunque te eché de menos
    y el frío de Madrid me trajo tu nombre
    supe que mañana estarías a mi lado
    y que entonces,
    repleto de luz y de razones,
    sabrías perdonarme. I.S

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