Su mirada apuntando al sol,
allí donde mueren las siluetas de los barcos
en los atardeceres..
Una espera de colores fuertes que se van quemando,
mientras por adentro hay un ruego
pidiendo que su brillo nunca se extinga..
Con el calor del último abrazo preparó una fogata,
así cuando la noche llegue pueda verlo desde lejos .
Las esperas se arman de lunas encadenadas
que pasan arrastrándose sin hacer ruido..
Las agujas del tiempo no tejen sus hilos
en este paisaje..
Una historia que no ocupa renglones en ningún libro.
El dolor se hace anestesia perpetua.
La brisa nunca es fría en la piel detenida…
Esa espera que se parece a la ausencia,
pero con un melancólico escenario armado
para el posible regreso..